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martes, 18 de diciembre de 2012

Zapatos muy grandes

Este fin de semana falleció mi madrina de bautizo, la cual no por que sea mi madrina pero fue una mujer realmente espectacular, ella siempre fue de las personas que tenía la palabra correcta o el consejo necesario.
Ellos como pareja eran ¡una pareja simplemente única! Muy unidos, un matrimonio muy sólido, siempre se apoya el uno al otro...
Imaginen que tan respetados eran que no conozco nadie que tenga más ahijados que ellos y por muchos ahijados. Ellos fueron padrinos de muchas generaciones, fueron padrinos de algunos tíos mios, de muchos de mis primos, de todos los hijos de mis padres, y muchos más.
Este año que viene estarían cumpliendo 60 años de casados, 9 hijos y más de 20 nietos.
Tristemente los últimos años de mi madrina estuvieron llenos de operaciones, empezando por una operación de la columna que nunca término de quedar bien, y así estuvo sus últimos años achacando el problema a esa operación, y justo una semana antes de su muerte se entera que tiene un cáncer sumamente agresivo y ya no había nada que hacer.
Su reacción muy tranquila fue pedir hablar con sus hijos y nietos en el hospital, no se lo que habló con todos, pero se algunos.
A mi padrino le agradeció los años juntos, que lo amó desde novios, los hijos que tuvieron, la comunicación, respeto y confianza, que estuviera tranquilo que ella estaba bien y que lo esperaba en el cielo, que allá cantarían junto a María (una hermana de ella, la dos cantaban muy bien)
A una de sus hijas le encargó a su papá y  le dijo muchas cosas más de las que dicen las mamás, pero siempre con esas palabras sabias para hasta en esos momentos saber reconfortar a la gente.
Hubiera querido verla también, pero la tengo muy presente en mi recuerdo y corazón.

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