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martes, 31 de mayo de 2022

Meditación: Tú gobiernas tu mente y no tu mente a tí

Un estudiante de zen, se quejaba de que no podía meditar: sus pensamientos no se lo permitían. Habló de esto con su maestro diciéndole:
“Maestro, los pensamientos y las imágenes mentales no me dejan meditar; cuando se van unos segundos, luego vuelven con más fuerza. No puedo meditar. No me dejan en paz”.
El maestro le dijo que esto dependía de él mismo y que dejara de cavilar.
No obstante, el estudiante seguía lamentándose de que los pensamientos no le dejaban en paz y que su mente estaba confusa. Cada vez que intentaba concentrarse, todo un tren de pensamientos y reflexiones cortas, a menudo inútiles y triviales, irrumpían en su cabeza…
El maestro entonces le dijo:
“Bien. Aferra esa cuchara y tenla en tu mano. Ahora siéntate y medita”.
El discípulo obedeció. Al cabo de un rato el maestro le ordenó:
”¡Deja la cuchara!”.
El alumno así hizo y la cuchara cayó obviamente al suelo.
Miró a su maestro con estupor y éste le preguntó:
“Entonces, ahora dime ¿quién agarraba a quién, tú a la cuchara, o la cuchara a ti?”

Pedro E. Dominguez


En ocaciones dejamos que nuestras emociones y pensamientos nos controlen a nosotros, y nos subimos en una montaña rusa que no nos lleva a ningún lugar.  Esos pensamientos a veces nos anclan a un pasado que ya quedó atrás, otras veces nos llevan a un futuro que todavía no seguro que suceda, pero en ambos casos nos impiden vivir el presente que si tenemos.

Aunque no siempre debemos huir o soltar esos pensamientos, muchas veces son necesarios para poder evolucionar, aprender o nos ayudan a aprender cosas nuevas. Pero sin lugar a dudas lo importante es que esos pensamientos seamos nosotros quien los dominemos y no ellos los que nos dominen.